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‘The Monkey’ adapta a Stephen King con dosis inesperadas de humor y un diluvio de sangre

Theo James en una escena de "The Monkey".
(Neon)
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Cuando fue invitado a sumarse a la primera adaptación cinematográfica de “The Monkey”, uno de los cuentos de terror más populares de Stephen King, Osgood ‘Oz’ Perkins pensó de inmediato en una imagen icónica y susceptible de despertar el temor de manera inmediata: la del rostro aterrador de un mono de juguete.

Le parecía que ese simple diseño era lo suficientemente poderoso como para despertar el interés de un público que se encuentra bombardeado de manera constante por estímulos de toda clase, lo que aseguraba al menos que la nueva película no pasara desapercibida. Pero eso no bastaba para él, porque necesitaba que el proyecto incluyera su impronta personal.

Su forma de pensar tenía sentido, porque si bien King es probablemente el autor favorito de los fans y de los cineastas dedicados al género de los sustos, resulta cada vez más difícil encontrar recreaciones creativas de su obra, y ese es un problema que no existe en esta adaptación de “The Monkey”, donde el tono completamente siniestro del relato original es reemplazado por un estilo de comedia negra que tampoco es habitual en Perkins, conocido por el tono parsimonioso y desolador de sus largometrajes “I Am the Pretty Thing That Lives in the House” (2016), “Gretel & Hansel” (2020) y “Longlegs” (2024).

“Preferí emplear un estilo así, bastante surrealista, porque esto es una suerte de meditación en torno a la idea de que todos morimos, de que la muerte es inevitable”, nos dijo el cineasta durante una reciente entrevista. “Podrías deprimirte por ello y arruinar tu día, o podrías reírte un poco, porque, a fin de cuentas, ¿qué puedes hacer?”

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Cambio de estilo

En la cinta, Hal es un hombre solitario que se encuentra atormentado por los recuerdos de su infancia, marcada por las grotescas muertes de personas de su entorno que tuvieron aparentemente que ver con la inquietante presencia de un mono de juguete heredado de su padre. Ahora que es un adulto, Hal deberá enfrentarse nuevamente al maléfico artefacto mientras trata de restablecer la conexión con su hijo adolescente y se reencuentra sin quererlo con su hermano gemelo Bill, con el que nunca se llevó bien.

Theo James, quien interpreta a Hal y a Bill, y que estaba ya familiarizado con el trabajo de Perkins, también quedó sorprendido al leer el guión. “Cuando hablé por teléfono con Oz, le dije: ‘¿Soy solo yo, o se supone que esto sea tan divertido?’”, nos dijo en una entrevista separada. “Fue sorprendente, porque era un lado suyo que no habíamos visto. Pero él me respondió: ‘Es una película sobre un mono asesino. No puedes tomarla demasiado en serio’”.

Este es el quinto largometraje de Perkins, pero, debido a lo que pasó con el anterior, “Longlegs” -que tuvo una popularidad extraordinaria para ser un título independiente-, es el que ha generado más expectativas. Sin embargo, el director y guionista asegura que no sintió ninguna presión por ese lado debido a que escribió “The Monkey” antes de crear la obra anterior y la filmó antes de saber que aquella sería un éxito.“Esta película es muy fiel a mí mismo, a mi humor y a lo que creo sobre las cosas”, afirmó.

Se trata también de su trabajo más accesible hasta la fecha, provisto de un dinamismo y un ritmo que no se encontraban en sus propuestas anteriores, mucho más marcadas por el ‘slow burn’. “Sentí que el material lo pedía y que, en este caso, había que hacer algo que entretuviera de inmediato al espectador”, prosiguió. “Creo que hay un aspecto de Stephen King que es muy placentero y que divierte realmente a la gente. El humor es una parte importante de su obra”.

El director Oz Perkins (der.) al lado del actor Theo James.
El director Oz Perkins (der.) al lado del actor Theo James.
(Asterios Moutsokapas)
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Con profundidad

En el plano de los cambios hechos con respecto al relato original, Perkins desarrolló extensamente la relación entre Hal y Bill, los dos hermanos expuestos inicialmente al simio y afectados por una serie de tragedias familiares que, en este caso, los han llevado a distanciarse y, eventualmente, a detestarse.

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La adición tiene sin duda que ver con la relación entre el director y su hermano menor, Elvis Perkins, un músico que, al igual que él, tuvo que exponerse a las trágicas circunstancias que rodearon a las muertes de sus dos padres, el aclamado actor Anthony Perkins (“Psycho”), quien sucumbió a consecuencia del Sida, y la también actriz Berry Berenson, quien falleció al ser pasajera de uno de los aviones que fueron intencionalmente estrellados contra las Torres Gemelas.

“Nos llevamos definitivamente mejor que Hal y Bill, pero es cierto que la pérdida de nuestros padres nos afectó de diferentes maneras, porque somos muy distintos”, retomó el director. “Emprendimos nuestros propios caminos y nos separamos. Quería que esto fuera un poco como una reconciliación, pero la verdad es que los hermanos de la película muestran aspectos opuestos de mí mismo”.

James, por su parte, tiene dos hermanos mayores, y eso ofrecía el potencial de que hubiera usado algunas de sus experiencias familiares para el trabajo que le tocaba hacer en el filme. “No mucho, porque uno es cinco años mayor que yo y el otro nueve años mayor que yo”, nos refuto. “Lo que es interesante es que mi hermana tiene unas gemelas idénticas que son muy cercanas a mí”.

“Las he visto desde que eran bebés y las sigo viendo ahora que tienen 10 años”, agregó. “Son muy parecidas y muy unidas, pero tienen enormes diferencias de personalidad. Hay por ahí una serie de matices que me sirvieron para entender a los dos personajes que me tocaban”.

El mismo intérprete, conocido por su participación en la saga de “Divergent”, asegura que se hubiera sentido ya completamente satisfecho si hubiera tenido que ponerse en la piel de un solo personaje en una película de Perkins, pero que encargarse de dos fue incluso más emocionante, porque ambos son muy distintos.

“Probamos muchas cosas en el set para acentuar sus diferencias, incluso algunas que eran muy locas y que no terminaron en el corte final”, precisó. “Lo que me encantó de la versión de Bill escrita por Oz fue esta sensación de niño perdido dentro del cuerpo de un hombre que tenía, y que provenía de los traumas de su infancia”.

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“Este es un producto de entretenimiento, y aunque suene pretencioso decirlo, incorpora algunos temas existenciales realmente interesantes, como las secuelas de lo que nos sucede en el pasado”, añadió. “Bill está atrapado por el miedo y, como resultado, intenta controlar la situación que lo rodea y lucha con la idea de la muerte”.

Perkins conocía ya a James, porque los dos estuvieron involucrados en un proyecto televisivo que iba a ser dirigido por el primero, pero que se truncó en la recta final. “Me gusta mucho el hecho de que no es un tipo serio; no le interesa proteger celosamente su imagen y es muy bromista, juguetón y aventurero”, nos dijo el cineasta cuando le preguntamos por el actor. “Yo sabía que él iba a aprovechar la oportunidad para hacer algo raro, cómico, descuidado y un poco más retorcido de lo que suele hacer”.

Los momentos de sangre no son precisamente escasos.
(Neon)
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Risas con sangre

El mismo realizador considera que, más que ser una película de terror, “The Monkey” es una comedia sangrienta; y nadie podrá acusarlo de haber escatimado esfuerzos en el segundo aspecto de su descripción, porque esto es, sin duda alguna, lo más ‘gore’ que ha hecho en su carrera.

“Fue genial, sobre todo porque todas las muertes son completamente irreales; nadie puede morir como mueren los personajes en esta película”, detalló. “Eso nos dio licencia para ser realmente exagerados, como si se tratara de un segmento de ‘Itchy & Scratchy’ en ‘Los Simpson’ o de algo proveniente de los Looney Tunes. Ayudaba a la comedia y disminuia la mala sensación”.

Más allá de las citas de dibujos animados que nos dio, Perkins menciona se dejó influenciar ahora por “Death Becomes Her” (1992), de Robert Zemeckis; los primeros trabajos de Tim Burton; “American Werewolf in London” (1981), de John Landis;” Gremlins” (1984), de Joe Dante, y en general, por “esa clase de películas que no tienen miedo de hacer que te la pases bien aunque sean de terror”.

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Según James, casi todos los efectos fueron prácticos, y se los mejoró únicamente en un pequeño porcentaje con el empleo de trucos digitales. “Teníamos algo llamado ‘cañón de tripas’ que era disparado en medio de la acción”, describió, sin poder evitar un gesto divertido. “He hecho cosas en las que todo era pantalla azul o verde y en las que te sentías perdido la mayor parte del tiempo, porque no tenías un anclaje físico, así que esto fue increíble”.

Lo que más le gustó en ese sentido es la presencia física de los monos robóticos que se emplearon para darle vida al personaje titular. “Eran completamente animatrónicos y se operaban siempre en tiempo real”, comentó. “Podías reaccionar literalmente a sus movimientos, a sus sonrisas maniacas, a sus movimientos raros y a sus miradas lascivas”.

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